Este edificio ha sufrido un desarrollo y una transformación permanentes a lo largo de su historia. En un principio, antes de que se fundara la villa, había una ermita en la salida de la villa. La puerta de aquella ermita sería la actual puerta porticada del pórtico sur. Es posible que la dovela que sostiene el arco ojival de esta puerta sea el elemento más antiguo de la iglesia.  Hay una inscripción del año 1344.

En el siglo XVI se llevaron a cabo obras de ampliación, y se colocó una puerta nueva en la fachada oeste. En ella se advierten huellas renacentistas y modelos manieristas. Se divide en tres partes. La principal característica de la primera es el arco de medio punto de la entrada. En la parte de arriba hay dos bustos, uno de San Pedro y otro de San Pablo, en sendos medallones. A cada lado del arco hay dos columnas, y entre ellas sendas estatuas de San Pedro y de San Juan Evangelista. En la segunda parte hay cinco hornacinas. En la segunda hay una talla de San Pablo y en la cuarta una de la Virgen María; las demás están vacías. La tercera sección forma un frontón en el que hay tres hornacinas. Además, en el tímpano hay un relieve del Padre Eterno.

En el siglo XVIII se elevó la altura de la iglesia, a consecuencia de lo cual se construyeron contrafuertes y se formó el pórtico.

En el siglo XIX se elevó aún más el campanario, y se construyeron la zona del altar y de la sacristía.